Hoy salió a la luz la triste realidad del suicidio del destacado actor estadounidense, Robin Williams, quien fallecido el pasado mes de agosto.
El cadáver del actor fue sometido a una autopsia para determinar las posibles causas de su muerte, en búsqueda de teorías diferentes al ahorcamiento, después de que fuera encontrado la mañana del 11 de agosto en su domicilio ubicado al norte de California.
Los resultados de la autopsia develaron que Robin Williams no tenía drogas dentro de su cuerpo, dado que sólo se encontró una cantidad terapéutica de medicamentos recetados al histrión por sus médicos. Después de hacer públicos estos resultados, el subjefe de la Policía, Stewart Cowan, declaró el pasado viernes que su oficina no brindará más información sobre el asunto.
La autopsia fue realizada a Robin Williams para descartar cualquier uso de drogas, debido a que en meses previos a su muerte, el protagonista de Patch Adams había declarado ser consumidor asiduo de estupefacientes y haberse sometido a rehabilitación.
Robin Williams sufría de depresión y ansiedad, según palabras de su esposa Susan Schneider, las cuales cobraron más fuerza cuando el actor fue diagnosticado con Parkinson. A los pocos días de esta revelación medica, el histrión fue encontrado muerto.
Susan Schneider estuvo al lado de Robin Williams una noche anterior de su suicidio y durmió junto a él; sin embargo, al siguiente día no lo encontró en la habitación. Horas más tarde, Schneider abandonó su casa pensando que su marido estaba durmiendo en otra parte.
Tiempo después, el asistente personal de Robin Williams tocó varias veces a la puerta del actor y, al no recibir respuesta, decidió entrar por su cuenta, tan sólo para encontrarse con la dramática escena del suicidio de su jefe.
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